Me mece tu alocada idea del amor
en las abruptas tardes de este otoño caduco
donde está marchitándose el idealismo
humano.
Me arremolinan tus descabelladas teorías
del efímero romanticismo
casi extinto,
en un mundo rodeado de locos
autómatas.
No deseo consumir estigmas
huyo de dramas inventados.
Me adormece el murmullo de tus olas
y en tu sonrisa navego
sin perderme.
Hoy me detengo
en la orilla de un camino sin asfaltar,
paseo por calas solitarias
y el eco de tus sueños
va prendiendo fuegos
apenas extinguidos.
Se iluminan las hogueras
de la enigmática esperanza.