sábado, 31 de agosto de 2019

EL TIEMPO ES UNA VISA ORO



Hubo un tiempo oscuro
un tiempo infinito, atroz
las vigas de la ira suspendidas sobre la cabeza
un tiempo perdido en quimeras avanzadas
un tiempo de dolor y de lamentos eternos.

Hubo un tiempo nublado
a lo lejos quedaban las tormentas
los truenos apagados aún ensordecían los sensibles oídos
los rayos quemaban recuerdos malditos por el mismo cruel  tiempo
se repetía.

Hubo un tiempo soleado
mártir de promesas
el oleaje de su templado mar mecía las penas
unas flores brotaron en la yerma tierra.

La vida.

Tiempos remotos dejan huella en la piel de gallina
Tiempos presentes enriquecen
o duelen,
o mecen,
o fumigan.
Tiempos futuros, cajas de promesas, sueños incumplidos por cumplir.

Hay un tiempo que se pierde en la mesa del café
en las huellas de un espejo que duplica las vidas muertas,
lugares repetidos por todos, copiados sin pensar, imitados sin reír.
Hay un tiempo que se llora en la almohada
en las calles, en las terrazas
se llora sin sustancia
ajeno a la vida
se pierde por las alcantarillas de la tristeza amiga.
Hay un tiempo que se disfruta
despierta sentimientos aletargados por el largo invierno de la ruina.
Ese tiempo alegre, aventurero
debería durar la eternidad humana,
agarrarse a él sin cuerdas.
Caer en el tiempo del tesoro,
precipitarse por el abismo invisible de la felicidad recibida
como un regalo divino
para recordar en otros tiempos
y olvidar que se han muerto.

El tiempo no se compra en la tienda de informática.
El tiempo es la vida
se percibe sin las gafas
se rellena  de falsos ornamentos ficticios.
Yo no quiero un tiempo decorativo.
En caso de duda con el tiempo
Elegiré el alternativo.